El caso colza

⏳ Hace más de 40 años… España vivió su mayor tragedia sanitaria: el Síndrome Tóxico del Aceite de Colza.

Todo empezó el 1 de mayo de 1981, con el ingreso de una familia por una neumonía atípica en un hospital de Madrid , el primer caso de lo que pronto sería una epidemia desconocida. Aquella enfermedad cobró la vida de al menos 300 personas oficialmente, con estimaciones de hasta 1.100 muertes, y afectó a más de 20.000 personas.

La causa: aceite de colza desnaturalizado con anilina para uso industrial, refinado fraudulentamente y vendido como comestible en puestos ambulantes. Su falta de sabor, olor y apariencia lo convirtió en una trampa silenciosa.

La tragedia afectó con mayor crudeza a familias humildes que compraron aquel aceite como opción económica, creyendo que estaban adquiriendo aceite de oliva Diario. Y aún hoy, muchos supervivientes padecen secuelas crónicas: afecciones pulmonares, fibrosis, hipertensión, alteraciones inmunológicas e incluso discapacidad funcional.

¿Por qué debemos recordarlo hoy, especialmente desde la perspectiva de la distribución?

Porque aquel suceso nos enseñó, de forma trágica, que la seguridad no puede dejarse al azar. Que la trazabilidad, los controles estrictos y la responsabilidad en cada eslabón de la cadena son más que requisitos formales: son salvavidas.AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) es resultado de aquella lección histórica. Su misión es velar por un sistema seguro, con supervisión real desde el origen hasta el consumidor.Hoy, aunque hablemos de medicamentos o alimentos, la lección permanece:No hay innovación si no va acompañada de seguridad, y no hay calidad sin controles serios en la distribución.