La higiene en la distribución alimentaria y farmacéutica es un eslabón crítico de la cadena sanitaria.

Un plan de higiene integral y profesional no solo protege la salud pública, sino que es obligatorio para cumplir con las Buenas Prácticas de Distribución (BPD). La normativa vigente exige condiciones sanitarias estrictas en almacenes, transporte y manipulación de productos: desde las Directrices Europeas de BPD (2013/C 343/01) hasta la legislación española (p. ej., Real Decreto 191/2011, Reglamento (CE) 852/2004) mandatan implementar medidas exhaustivas de limpieza, control ambiental y seguridadacrosslogistics.com. En otras palabras, no se trata de trámites burocráticos, es un pilar fundamental para garantizar la calidad de los productos hasta el cliente final y evitar riesgos de contaminación.

En Hospimed S.L. hemos implementado un Plan de Higiene integral que sirve como ejemplo real de estas buenas prácticas. Este plan cubre todos los frentes clave de higiene y control:

Control de temperaturas: monitoreo continuo de las condiciones de almacenamiento para asegurar rangos seguros (en nuestro caso, una zona climatizada mantiene entre 8°C y 25°C con registros constantes). Esto previene desviaciones que puedan comprometer la integridad de medicamentos y alimentos.

Limpieza y desinfección periódica: realización de limpiezas profesionales varias veces por semana en todas las áreas (almacén, zonas comunes, oficinas), complementadas con acciones diarias de orden y retirada de residuos. Todo queda documentado en registros de limpieza, asegurando transparencia y seguimiento.

Control de plagas: planes DDD (desinfección, desinsectación, desratización) ejecutados por empresas especializadas de forma preventiva (p. ej., tratamientos trimestrales) para mantener el almacén libre de insectos y roedores. Los puntos de control de plagas están señalizados y supervisados regularmente.

Mantenimiento de instalaciones y equipos: revisión periódica de la infraestructura (techos, suelos, desagües, aislamientos, etc.) y de los equipos de trabajo, con mantenimiento preventivo y correctivo planificado. Un almacén en buen estado evita fuentes de contaminación y garantiza que la cadena de frío, estanterías, vehículos de carga y demás medios funcionen correctamente.

Control del agua de consumo: análisis y control del agua utilizada en la nave (ya sea para limpieza o consumo humano) para verificar que cumple los estándares de potabilidad. Al emplear agua de la red pública, se conserva evidencia de su calidad y se inspeccionan regularmente las instalaciones (tuberías, depósitos) para prevenir cualquier anomalía.

Gestión de residuos: segregación y eliminación adecuada de los desechos generados (papel, cartón, plástico, etc.), depositándolos diariamente en contenedores municipales correspondientes. En caso de tener que desechar productos alimentarios o medicamentos fuera de uso, se recurre a gestores autorizados para su destrucción segura, evitando contaminaciones y cumpliendo la normativa medioambiental.

Formación continua de manipuladores: capacitación inicial y periódica del personal en prácticas higiénicas, procedimientos de limpieza, control de temperaturas y trazabilidad. Tanto la normativa alimentaria como la farmacéutica exigen que los empleados estén debidamente formados en higiene aesan.gob.es, y en nuestro plan esto se traduce en cursos y sesiones de refresco que aseguran que todo el equipo conozca las mejores prácticas y las aplique día a día.

Trazabilidad completa del producto: sistemas de registro que permiten seguir el rastro de cada lote desde la recepción hasta la entrega acrosslogistics.com. Esto implica documentar entradas y salidas, lotes, proveedores y destinos, de modo que ante cualquier incidencia (como una alerta sanitaria o retirada de producto) podamos identificar y aislar rápidamente los productos afectados. La trazabilidad robusta es la última capa de seguridad que cierra el círculo de una distribución segura.

Todos estos elementos conforman un Plan General de Higiene cohesionado, tal como requieren las autoridades sanitarias. De hecho, forman parte de los requisitos previos indispensables en cualquier sistema APPCC de seguridad alimentaria. ¿El resultado? Un almacén más seguro, mercancías en perfecto estado hasta su destino final y el cumplimiento de la legislación al 100%. Implementar este tipo de plan integral no solo evita sanciones o no conformidades en auditorías, también preserva la confianza de clientes y pacientes al garantizar que cada producto se conserva y maneja bajo estándares de máxima calidad.

🟢 Conclusión: La higiene profesional en distribución es una inversión esencial en calidad, seguridad y cumplimiento normativo. Cada esfuerzo en limpieza, formación o control ambiental suma para entregar alimentos y medicamentos seguros.

💡 ¿Te interesa profundizar en las Buenas Prácticas de Distribución? Te invito a seguir mi perfil para más contenidos técnicos y a estar atento: próximamente lanzaremos un curso práctico sobre BPD donde exploraremos en detalle cómo implementar estos planes y sacarles el máximo partido. ¡Mantente al tanto!